Texto de curaduría:

La colección Diéresis es un acervo de arte contemporáneo en la ciudad de Guadalajara. Toma su nombre del signo diacrítico que a manera de un gesto sutil otorga un sonido nuevo o una voz distinta a un elemento del lenguaje. Desde esta metáfora lingüística que se convierte en plataforma de operación las obras y los proyectos que forman parte de la colección Diéresis, buscan generar desplazamientos significativos en la forma en la que se percibe aquello que parece ordinario.

En su condición de acervo joven y en construcción constante, la colección Diéresis se enfoca en investigar, adquirir, conservar y difundir aquellas manifestaciones artísticas que desde una posición analítica y estética sean capaces de producir nuevas conexiones entre conocimiento y experiencia. Como la mayoría de las colecciones, este organismo comenzó con una interacción cultural al interior de un círculo local que con el tiempo se ha ido ampliando; la colección inició en la primera década del siglo XXI enfocando su atención primeramente en las manifestaciones plásticas locales y en posteriormente ha expandido su mirada hacia la producción de arte internacional. Una de las principales líneas de estudio de la colección es la relación y sistemas de valores ente los cuales se pueden vincular las prácticas de la plástica moderna a las manifestaciones presentes del arte. De esta forma la colección atiende a ciertas referencias de la plástica moderna como nodos históricos para trazar una genealogía que sustente su constitución actual.

Una segunda intención de la Colección Diéresis es apoyar ciertos proyectos que se relacionen con la producción de conocimiento en los temas que se abordan en la misma. Tal es el caso del presente libro en donde el Artista Gaal Cohen, en uno de los ejercicios etnográficos que son comunes en su práctica como fotógrafo, hace un levantamiento de historias orales en 222 pasos. El artista determina una serie de parámetros mediante los cuales aparea diversos arquetipos pertenecientes a dos instituciones de distinta naturaleza; por un lado, los trabajadores del Instituto Cultural Cabañas, y por el otro, los comerciantes del Mercado San Juan de Dios. La proximidad física entre los dos espacios es el pretexto inicial que el artista establece, pero además es una suerte de trayectoria que obliga a pensar en la corporalidad; el cuerpo desplazándose de un lugar a otro, contando los pasos. El cuerpo experimentando dos tipos distintos de consumo; los insumos básicos y tradicionales que el mercado ofrece y los bienes culturales que de vez en cuando son consumidos con la misma voracidad, con la misma indiferencia o con los mismos regateos que en el mercado.

A partir de esta retícula para entender dos realidades distintas, Cohen retrata la forma en que las historias que ha escuchado de mano de los protagonistas se dejan entrever en las cualidades visuales tanto del sujeto como de su entorno inmediato. Para coronar este diálogo entre narrativas personales y elementos identitarios, una procesión es realizada en donde son los propios personajes los que instalan el objeto final en la sala del museo, un deliberado intento por recuperar la agencia del público en la institución cultural no solo como contenido, sino como parte activa que es indispensable para la construcción de un espacio expositivo.

La Colección Diéresis, se complace en presentar el este documento, el relato del proceso artístico y social que 222 pasos representa.

Humberto Moro

SIGUIENTE