Mitad flamenco de Belgica y mitad judío marroquí, viví en Nueva York en los años 70. Tuve el privilegio de celebrar el bicentenario en Windows of the World y en el entonces trabajaba como guía de la ciudad de Nueva York llevando visitantes hasta el observatorio del WTC al menos dos veces por semana.
Desde entonces, me he considerado un neoyorquino, no solo porque Nueva York siempre ha sido un hogar y una familia, sino también porque es el único lugar en el mundo donde alguien multicultural como yo comparte la misma acera donde quiera que camine en la ciudad.
El 11 de septiembre 2001, a 2.500 millas de distancia, estaba viendo las noticias de la mañana, y como millones en el mundo, lo viví en vivo. No conozco a nadie que haya fallecido o haya resultado herido ese día.
Recuerdo el dolor particular que experimenté lejos de la ciudad a la que todavía llamo “casa”, con los que me rodeaban sin entender exactamente por lo que me estaba pasando. Deseé haber estado allí en el Upper West Side con esos amigos a los que llamo familia, y cerca de aquellos que fueron tocados directamente.
Soy un cuenta cuentos visual. Me tomó 21 años para terminar finalmente un proyecto recordando esa tragedia mundial. Preparé una exposición de 20 imágenes llamada "Del dolor a la libertad", siendo la primera imagen tomada como una diapositiva desde el ferry de Staten Island en 1978, esa es la introducción y finalizando con la foto llamada 2018. En el medio de ellas dos hay 18 imágenes tomadas en 2015 y en 2018 manipuladas de tal manera que todas se reflejan entre sí. Mi manera de honrar las torres gemelas con fotografías gemelas.
En 2001 cuando pasó todo, mi terapia en ese momento era musical. Elegí 18 piezas de varios autores de música clásica de mi colección de CD y construí una misa de réquiem que va históricamente hablando desde el Invitatorium con canto gregoriano hasta el Paradisium de Faure. Pasando por Verdi, Preismer y muchos otros. 18 piezas de música para 18 imágenes. Lo compartí en su momento y aquí está de nuevo, pero esta vez con imágenes. Puedes hacer clic en el enlace de Spotify al comienzo de la exhibición. Se tarda aproximadamente 1 hora y 13 minutos en escuchar las 18 pistas. También puedes permanecer en línea con una imagen y escuchar la pista específica que la acompaña. No hay un discurso específico sobre por qué esta imagen comparte esta pista. El orden de las fotografías es más visual.
Espero que esta exposición te transmite mi amor por la Gran Manzana y mi pésame a todos aquellos que perdieron a un ser querido, porque aunque el dolor se asiente de tal manera que uno pueda seguir viviendo, el dolor de las tragedias se mantiene vivo por toda la vida.
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